Arrogancia no significa pasotismo.
Alina era una chica cualquiera, despreocupada con todo el mundo y lo único que le importaba era divertirse, pasarlo bien. Odiaba que le dijesen que hacer, quería ser independiente, una chica libre y sin compromisos con nadie.
Un día conoció a un hombre mayor, ella estaba sentada en un banco cerca de su casa esperando a una amiga, entonces aquel hombre, sin ningún motivo, empezó a contarle la triste historia sobre como había perdido a su mejor amigo a los 20 años. No le importaba que le contase dicha historia y tampoco mostró sentimiento alguno tras escucharla, seguía siendo esa chica fuerte de siempre pero dentro de sí no sentía lo mismo que expresaba, aquella historia era muy triste.
Alina sentada en su escritorio empezó a escribir la triste historia que aquel hombre le había contado, se sentía inspirada y libre haciendo algo que le gustaba, escribiendo. Aquel día se dio cuenta de que podía hacer lo que le gustaba aun contraponiendo su forma de ser, destacando su lado sensible, era ella misma quien escribía y no otra.
Meses más tarde publicó su primer libro, la historia de aquel hombre. Recibió una carta gracias a la fama que había conseguido de la mujer del anciano que decía: ''Hola Alina, te felicito por tu nuevo libro y te doy las gracias por revivir la historia de una persona con la que todo el mundo era arrogante y pensaban que su historia era aburrida y sin importancia, él ahora no está con nosotros, murió hace dos semanas pero estoy segura de que si hubiese tenido la oportunidad de ver esto estaría orgulloso de ti, de nuevo, gracias''
Alina con tan solo 17 años se dio cuenta de que no hace falta seguir un camino único para encontrar tu vida, nacer, estudiar, trabajar y morir; ya que entonces supo que detrás de eso uno puede hacer lo que realmente le apasiona sin sentirse obligado por ello.